Tamales en Lavapiés #cuento
QUE SÍ, QUE olía a tamal.
Era temprano, hacia frío, había contaminación, luces navideñas y el vapor de agua saliendo de la respiración. Zumbaban los motores por la ciudad y muy de mañana, mientras caminaba para el trabajo me llegó el olor a tamal. Entré al bar y le pedí al tipo —que recién comenzaba el día limpiando la barra— un tamal de rajas.
Me miró en silencio.
—Uno verde, rojo, de mole, de pollo.
Nada.
—Por lo menos un pinche tamal dulce.
Silencio.
—Dame lo que sea que están cocinado que huele a tamal.
Me puso un café y un croissant. Me lo comí con desprecio, no sabía a tamal. Pero juro que esa esquina de Lavapies era una de Ciudad de México, y ahí estaban cocinando tamales que no me quisieron dar.~
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