Charleston, la ciudad tropical de casas preciosas

72 horas en Charleston

Península con una ciudad tropical, en Charleston, las casas son preciosas, únicas. Leímos en el centro de visitantes que son del mismo estilo que en Bahamas, esto es, una fachada a la calle bastante sencilla, una, dos o tres plantas, pero en el lateral un balcón en cada planta, abierto al entorno, normalmente a un patio. Único. Que la fachada sea más o menos sencilla no significa que sea una casa sencilla, si no que la opulencia está hacia adentro. Charleston tiene un barrio francés con mucho estilo; las casas, además del largo balcón en el lateral, tienen jardines y fuentes, y salones enormes. Opulencia por todos lados.

Solo hay gente blanca, advirtió Arancha mientras caminábamos por King St., la calle que concentra el ocio, la comida y la bebida. Búscanos datos. Casi seis de cada diez ciudadanos son blancos. A mi parecer, mucho para ser la ciudad que recibió hasta el 30% del tráfico de esclavos del país.

Charleston es el lugar donde iniciaron las hostilidades bélicas de la guerra civil de Estados Unidos. El Fuerte Sumter es sólo un vestigio de lo que fue. Bombardeado durante años por los del norte, fue en el fuerte donde se disparó la primera bala de la guerra. Estuvimos viendo la historia en el Centro de interpretación durante una hora. También hay algunas casas-haciendas, fuimos a la Aiken-Rhett Casa Museo. Vale la pena ver cómo vivían los esclavistas en medio y después de la guerra. En la ciudad, hay casas mansiones y casas preciosas. Hay casas de colores… una buena muestra es Rainbow Row. Vamos, no encontramos casa o barrio feo. Y eso que caminamos bastante.

Fuimos al Old City Market para ver baratijas hechas en China, salvo una artesanía hecha de hojas de palmas propia de los afroamericanos, y que también se pueden encontrar en alguna otra esquina de la ciudad.

Antes de la Guerra Civil, Charleston era la cuarta ciudad más grande del país; hoy, mucho más pequeña en población e influencia, sigue siento puerto importante de mercancías y de trasatlánticos. Una base de marinos. Tiene un acuario importante. Bares de antaño e importantes cartas de cócteles combinados con restaurantes de turistas de la mala calidad. Pero, sobre todo, es una ciudad tropical. Palmeras por todos lados, incluida en la bandera de la ciudad, y piñas en la arquitectura. Primero eran piñas reales, que se ponían de cabaza en la puerta del edificio, para anunciar al mundo, al vecino, que se había vuelto de un lugar exótico y se tenía el tiempo para hablar de ello. Hoy, la principal foto es una fuente en forma de piña. Tome’ una foto a esa fuente, pero no a una conmigo en la fuente. No estaba de humor, no sé, creo que fue tanta casa enorme y bonita.

El tercer día nos llovió, así que lo mejor que pudimos hacer fue correr de una acera a otra y comer los típicos tomates verdes fritos con un buen coctel en el [restaurante] Azul, de una familia de franceses que llevan 11 años en la ciudad. Y luego, una cerveza, y otra. Comimos un estofado Frogmore, bastante pesado; comida para la jornada en el campo. Y tomamos mucha cerveza, para bajar el calor.~